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04 de julio de 2024 - 11:30h
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Subasta presencial
663-JOSÉ ANTOLÍNEZ (Madrid, 1635-1675) “Muerte de la Magdalena” ca. 1667 Óleo sobre lienzo Medidas: 49 x 33 cm
Precio de salida:
16.500 €
Rematado en:
16500 €
JOSÉ ANTOLÍNEZ (Madrid, 1635-1675)
“Muerte de la Magdalena”
ca. 1667
Óleo sobre lienzo
Medidas: 49 x 33 cm.
Procedencia: Madrid, condes de Biñasco, Sotheby’s Londres, 8 de diciembre de 2005 (lote 295).
El cuadro, que compareció en el mercado internacional hace dos décadas, fue atribuido a José Antolínez por Alfonso E. Pérez Sánchez. El pintor fue uno de los pintores madrileños más destacados de su época. Formado con Francisco Rizi, abrió taller propio hacia 1655. Su pintura está marcada por una fuerte impronta veneciana, tanto en el colorido y la pincelada como en los modelos. Así se aprecia la Muerte de la Magdalena, donde los ángeles que descienden con la palma y la corona evocan los que aparecen en obras de Tiziano como Felipe II ofreciendo al cielo al infante don Fernando del Museo del Prado o el Martirio de san Lorenzo de El Escorial.
Con todo, son visibles también los ecos de los pintores madrileños del momento, como Carreño de Miranda y sobre todo Herrera el Mozo, especialmente en lo que se refiere a los prototipos de los ángeles mancebos. De especial belleza es el detalle del angelote en primer término que, marcado sobre un fuerte claroscuro, observa el bote de perfumes que acompaña a la Magdalena. Con este recurso proporciona una gran profundidad a la pintura.
Pérez Sánchez la relacionó con el Martirio de san Sebastián del Museo Cerralbo, firmado y fechado por Antolínez en 1667. Supuso además que podría tratarse de un boceto para un cuadro mayor, aunque también cabe pensar, por lo acabado de la composición, en una obra autónoma para la devoción privada.
“Muerte de la Magdalena”
ca. 1667
Óleo sobre lienzo
Medidas: 49 x 33 cm.
Procedencia: Madrid, condes de Biñasco, Sotheby’s Londres, 8 de diciembre de 2005 (lote 295).
El cuadro, que compareció en el mercado internacional hace dos décadas, fue atribuido a José Antolínez por Alfonso E. Pérez Sánchez. El pintor fue uno de los pintores madrileños más destacados de su época. Formado con Francisco Rizi, abrió taller propio hacia 1655. Su pintura está marcada por una fuerte impronta veneciana, tanto en el colorido y la pincelada como en los modelos. Así se aprecia la Muerte de la Magdalena, donde los ángeles que descienden con la palma y la corona evocan los que aparecen en obras de Tiziano como Felipe II ofreciendo al cielo al infante don Fernando del Museo del Prado o el Martirio de san Lorenzo de El Escorial.
Con todo, son visibles también los ecos de los pintores madrileños del momento, como Carreño de Miranda y sobre todo Herrera el Mozo, especialmente en lo que se refiere a los prototipos de los ángeles mancebos. De especial belleza es el detalle del angelote en primer término que, marcado sobre un fuerte claroscuro, observa el bote de perfumes que acompaña a la Magdalena. Con este recurso proporciona una gran profundidad a la pintura.
Pérez Sánchez la relacionó con el Martirio de san Sebastián del Museo Cerralbo, firmado y fechado por Antolínez en 1667. Supuso además que podría tratarse de un boceto para un cuadro mayor, aunque también cabe pensar, por lo acabado de la composición, en una obra autónoma para la devoción privada.
JOSÉ ANTOLÍNEZ (Madrid, 1635-1675)
Muerte de la Magdalena
ca. 1667
Óleo sobre lienzo
Medidas: 49 x 33 cm.
Procedencia: Madrid, condes de Biñasco; Sotheby’s Londres, 8 de diciembre de 2005 (lote 295).
El cuadro, que compareció en el mercado internacional hace dos décadas, fue atribuido a José Antolínez por Alfonso E. Pérez Sánchez. El pintor fue uno de los pintores madrileños más destacados de su época. Formado con Francisco Rizi, abrió taller propio hacia 1655. Su pintura está marcada por una fuerte impronta veneciana, tanto en el colorido y la pincelada como en los modelos. Así se aprecia la Muerte de la Magdalena, donde los ángeles que descienden con la palma y la corona evocan los que aparecen en obras de Tiziano como Felipe II ofreciendo al cielo al infante don Fernando del Museo del Prado o el Martirio de san Lorenzo de El Escorial.
Con todo, son visibles también los ecos de los pintores madrileños del momento, como Carreño de Miranda y sobre todo Herrera el Mozo, especialmente en lo que se refiere a los prototipos de los ángeles mancebos. De especial belleza es el detalle del angelote en primer término que, marcado sobre un fuerte claroscuro, observa el bote de perfumes que acompaña a la Magdalena. Con este recurso proporciona una gran profundidad a la pintura.
Pérez Sánchez la relacionó con el Martirio de san Sebastián del Museo Cerralbo, firmado y fechado por Antolínez en 1667. Supuso además que podría tratarse de un boceto para un cuadro mayor, aunque también cabe pensar, por lo acabado de la composición, en una obra autónoma para la devoción privada.
| Rematado en | 16.500,00 € |
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