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938-CORRADO GIAQUINTO (Molfetta, 1703-Nápoles, 1766) El Paraíso: David tocando el arpa"" 1749-1750 Óleo sobre lienzo. Medidas: 47 x 104 cm.
Fecha de cierre 1730282400
CORRADO GIAQUINTO (Molfetta, 1703-Nápoles, 1766)
El Paraíso: David tocando el arpa""
1749-1750
Óleo sobre lienzo.
Medidas: 47 x 104 cm.
Procedencia: colección del conde de Romanones, Nueva York, colección particular, Nueva York, Stair Sainty Gallery, Sotheby’s Nueva York, 26 de enero de 2006 (lote 171), Colección particular.
Publicados en: Corrado Giaquinto y España. Cat. exp. Madrid: Patrimonio Nacional, 2006, p. 144, La estela de Corrado Giaquinto en España. Cat. exp. Zaragoza: Fundación Ibercaja, 2021, pp. 79-81.
Atribuidos hasta la fecha a Francisco Bayeu, nos encontramos ante dos bocetos pintados por Corrado Giaquinto. En 1749, el pintor molfetano recibió desde Roma el encargo de pintar los frescos de la bóveda de la capilla de Santa Maria del Popolo de la catedral de Cesena. Los trabajos se dilatarían hasta 1752. Para ello realizó un importante número de dibujos y cuadros preparatorios que, con variaciones, dieron con la solución definitiva en los bocetos que conserva el Museo Nazionale de Capodimonte en Nápoles. En ellos la composición alegórica de las escenas se remata con una decoración vegetal fingida y sendos angelotes con estructuras arquitectónicas en las enjutas.
Los lunetos que ofrece Fernando Durán carecen de esa decoración final, muestra de que se trata de un estadio intermedio, aunque ya muy avanzado, de la composición. Esto se ratifica además por las diferencias compositivas que existen entre estas pinturas y las definitivas de Nápoles, en las que varían algunos personajes y también el colorido, más brillante en estas últimas por tratarse ya de pinturas de presentación.
Cuando Giaquinto se trasladó a Madrid en 1753 llamado por Fernando VI para pintar las bóvedas del Palacio Real Nuevo, pasó primero por Zaragoza. Allí se encontraban su discípulo Antonio González Velázquez y un joven Francisco Bayeu trabajando en la decoración mural de la basílica de El Pilar. Descartado el primero, el italiano trajo consigo buena parte de esos bocetos y Bayeu tuvo la oportunidad de copiar algunos a tenor de las pinturas que figuran en su inventario póstumo de bienes.
Con todo, hay razones para descartar a Bayeu como autor de las pinturas de Fernando Durán. Aunque se tratase de una copia, el estilo y la pincelada del aragonés son dispares a las de Giaquinto. Solo hay que compararlas con los bocetos para El Pilar o con otros inmediatamente posteriores como los conservados en el Museo del Prado. A ello hay que sumarle, como ya se ha indicado, las diferencias compositivas entre unos y otros, señal de que los lunetos de Fernando Durán se encuentran dentro del proceso creativo de Giaquinto.""
El Paraíso: David tocando el arpa""
1749-1750
Óleo sobre lienzo.
Medidas: 47 x 104 cm.
Procedencia: colección del conde de Romanones, Nueva York, colección particular, Nueva York, Stair Sainty Gallery, Sotheby’s Nueva York, 26 de enero de 2006 (lote 171), Colección particular.
Publicados en: Corrado Giaquinto y España. Cat. exp. Madrid: Patrimonio Nacional, 2006, p. 144, La estela de Corrado Giaquinto en España. Cat. exp. Zaragoza: Fundación Ibercaja, 2021, pp. 79-81.
Atribuidos hasta la fecha a Francisco Bayeu, nos encontramos ante dos bocetos pintados por Corrado Giaquinto. En 1749, el pintor molfetano recibió desde Roma el encargo de pintar los frescos de la bóveda de la capilla de Santa Maria del Popolo de la catedral de Cesena. Los trabajos se dilatarían hasta 1752. Para ello realizó un importante número de dibujos y cuadros preparatorios que, con variaciones, dieron con la solución definitiva en los bocetos que conserva el Museo Nazionale de Capodimonte en Nápoles. En ellos la composición alegórica de las escenas se remata con una decoración vegetal fingida y sendos angelotes con estructuras arquitectónicas en las enjutas.
Los lunetos que ofrece Fernando Durán carecen de esa decoración final, muestra de que se trata de un estadio intermedio, aunque ya muy avanzado, de la composición. Esto se ratifica además por las diferencias compositivas que existen entre estas pinturas y las definitivas de Nápoles, en las que varían algunos personajes y también el colorido, más brillante en estas últimas por tratarse ya de pinturas de presentación.
Cuando Giaquinto se trasladó a Madrid en 1753 llamado por Fernando VI para pintar las bóvedas del Palacio Real Nuevo, pasó primero por Zaragoza. Allí se encontraban su discípulo Antonio González Velázquez y un joven Francisco Bayeu trabajando en la decoración mural de la basílica de El Pilar. Descartado el primero, el italiano trajo consigo buena parte de esos bocetos y Bayeu tuvo la oportunidad de copiar algunos a tenor de las pinturas que figuran en su inventario póstumo de bienes.
Con todo, hay razones para descartar a Bayeu como autor de las pinturas de Fernando Durán. Aunque se tratase de una copia, el estilo y la pincelada del aragonés son dispares a las de Giaquinto. Solo hay que compararlas con los bocetos para El Pilar o con otros inmediatamente posteriores como los conservados en el Museo del Prado. A ello hay que sumarle, como ya se ha indicado, las diferencias compositivas entre unos y otros, señal de que los lunetos de Fernando Durán se encuentran dentro del proceso creativo de Giaquinto.""
75.000 €
CORRADO GIAQUINTO (Molfetta, 1703-Nápoles, 1766)
El Paraíso: David tocando el arpa""
1749-1750
Óleo sobre lienzo.
Medidas: 47 x 104 cm.
Procedencia: colección del conde de Romanones, Nueva York, colección particular, Nueva York, Stair Sainty Gallery, Sotheby’s Nueva York, 26 de enero de 2006 (lote 171), Colección particular.
Publicados en: Corrado Giaquinto y España. Cat. exp. Madrid: Patrimonio Nacional, 2006, p. 144, La estela de Corrado Giaquinto en España. Cat. exp. Zaragoza: Fundación Ibercaja, 2021, pp. 79-81.
Atribuidos hasta la fecha a Francisco Bayeu, nos encontramos ante dos bocetos pintados por Corrado Giaquinto. En 1749, el pintor molfetano recibió desde Roma el encargo de pintar los frescos de la bóveda de la capilla de Santa Maria del Popolo de la catedral de Cesena. Los trabajos se dilatarían hasta 1752. Para ello realizó un importante número de dibujos y cuadros preparatorios que, con variaciones, dieron con la solución definitiva en los bocetos que conserva el Museo Nazionale de Capodimonte en Nápoles. En ellos la composición alegórica de las escenas se remata con una decoración vegetal fingida y sendos angelotes con estructuras arquitectónicas en las enjutas.
Los lunetos que ofrece Fernando Durán carecen de esa decoración final, muestra de que se trata de un estadio intermedio, aunque ya muy avanzado, de la composición. Esto se ratifica además por las diferencias compositivas que existen entre estas pinturas y las definitivas de Nápoles, en las que varían algunos personajes y también el colorido, más brillante en estas últimas por tratarse ya de pinturas de presentación.
Cuando Giaquinto se trasladó a Madrid en 1753 llamado por Fernando VI para pintar las bóvedas del Palacio Real Nuevo, pasó primero por Zaragoza. Allí se encontraban su discípulo Antonio González Velázquez y un joven Francisco Bayeu trabajando en la decoración mural de la basílica de El Pilar. Descartado el primero, el italiano trajo consigo buena parte de esos bocetos y Bayeu tuvo la oportunidad de copiar algunos a tenor de las pinturas que figuran en su inventario póstumo de bienes.
Con todo, hay razones para descartar a Bayeu como autor de las pinturas de Fernando Durán. Aunque se tratase de una copia, el estilo y la pincelada del aragonés son dispares a las de Giaquinto. Solo hay que compararlas con los bocetos para El Pilar o con otros inmediatamente posteriores como los conservados en el Museo del Prado. A ello hay que sumarle, como ya se ha indicado, las diferencias compositivas entre unos y otros, señal de que los lunetos de Fernando Durán se encuentran dentro del proceso creativo de Giaquinto.""
El Paraíso: David tocando el arpa""
1749-1750
Óleo sobre lienzo.
Medidas: 47 x 104 cm.
Procedencia: colección del conde de Romanones, Nueva York, colección particular, Nueva York, Stair Sainty Gallery, Sotheby’s Nueva York, 26 de enero de 2006 (lote 171), Colección particular.
Publicados en: Corrado Giaquinto y España. Cat. exp. Madrid: Patrimonio Nacional, 2006, p. 144, La estela de Corrado Giaquinto en España. Cat. exp. Zaragoza: Fundación Ibercaja, 2021, pp. 79-81.
Atribuidos hasta la fecha a Francisco Bayeu, nos encontramos ante dos bocetos pintados por Corrado Giaquinto. En 1749, el pintor molfetano recibió desde Roma el encargo de pintar los frescos de la bóveda de la capilla de Santa Maria del Popolo de la catedral de Cesena. Los trabajos se dilatarían hasta 1752. Para ello realizó un importante número de dibujos y cuadros preparatorios que, con variaciones, dieron con la solución definitiva en los bocetos que conserva el Museo Nazionale de Capodimonte en Nápoles. En ellos la composición alegórica de las escenas se remata con una decoración vegetal fingida y sendos angelotes con estructuras arquitectónicas en las enjutas.
Los lunetos que ofrece Fernando Durán carecen de esa decoración final, muestra de que se trata de un estadio intermedio, aunque ya muy avanzado, de la composición. Esto se ratifica además por las diferencias compositivas que existen entre estas pinturas y las definitivas de Nápoles, en las que varían algunos personajes y también el colorido, más brillante en estas últimas por tratarse ya de pinturas de presentación.
Cuando Giaquinto se trasladó a Madrid en 1753 llamado por Fernando VI para pintar las bóvedas del Palacio Real Nuevo, pasó primero por Zaragoza. Allí se encontraban su discípulo Antonio González Velázquez y un joven Francisco Bayeu trabajando en la decoración mural de la basílica de El Pilar. Descartado el primero, el italiano trajo consigo buena parte de esos bocetos y Bayeu tuvo la oportunidad de copiar algunos a tenor de las pinturas que figuran en su inventario póstumo de bienes.
Con todo, hay razones para descartar a Bayeu como autor de las pinturas de Fernando Durán. Aunque se tratase de una copia, el estilo y la pincelada del aragonés son dispares a las de Giaquinto. Solo hay que compararlas con los bocetos para El Pilar o con otros inmediatamente posteriores como los conservados en el Museo del Prado. A ello hay que sumarle, como ya se ha indicado, las diferencias compositivas entre unos y otros, señal de que los lunetos de Fernando Durán se encuentran dentro del proceso creativo de Giaquinto.""
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